Ese día su mamá estaba en estado de alerta, como si el instinto que les adjudican a las mujeres estuviera funcionando realmente y ella supiera todo. Cuando Pablo salió, lo siguió en bicicleta pero no pudo avanzar por un paso bajo nivel. Él la vio pero ya no le importaba nada: desde los 11 años habían comenzado los escarceos con amigos y a los 12 ya sabía que le gustaban los hombres; había esperado demasiado.
Después de más de una hora de viaje desde Quilmes hasta Hurlingham encontró un departamento ordenado, un almuerzo recién preparado, al chico de la foto y la cama en la que tendría su primera vez.
Nota completa: revista C del diario Crítica
http://www.criticadigital.com/revistacfiles/REVISTA_C_21_PARAWEB.pdf